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Foto del escritorLuis R.

Los superhéroes y la mitología contemporánea (y II)


Y entonces llegaron los 70. Los jipis y la contracultura pop se habían hecho fuertes entre la intelectualidad. Estados Unidos había ganado la carrera espacial y ya no había cabida en la nueva sociedad ni para el sueño americano ni para el new deal, así que la gente tenía otras curiosidades y los superhéroes de antaño dejaron de ser interesantes. Los 4 fantásticos ya no vendían y se abrían paso otros héroes. Por un lado, la gente necesitaba ver un reflejo de la psicodelia y del rock en los cómics. Así es como personajes como el motorista fantasma, un motorista de acrobacias que vende su alma al diablo para salvar la vida de su padre, van ganando en popularidad. Las editoriales ya no tienen miedo a que un personaje que sale del infierno vaya a ser censurado en los hogares americanos, como ocurría anteriormente. Un público ya maduro que tiene veintitantos años y que se ha criado leyendo cómics y que ahora busca los mismo, pero que sea otra cosa.

Por otro lado está el lector adolescente que quiere empezar a leer sus historias favoritas, y aquí es donde funciona especialmente bien el trepamuros favorito de toda la familia, su vecino y amigo, Spiderman. Se caracteriza por varias cosas. La primera es porque aún va al instituto, lo que le acerca a la media de edad de sus lectores. Además, adquiere sus poderes de una forma accidental después de haber sido picado por una araña radioactiva durante una visita a un museo. Esto le aleja de los otros personajes que los han adquirido porque han sido elegidos por algún dios, son descendientes de algún dios o porque son científicos o allegados de científicos y un accidente o un experimento les da el poder. Sin embargo, lo que le ocurre a Spiderman nos puede pasar «a cualquiera». Además está la profundidad del personaje. Ha perdido a su tío que ha muerto a manos de criminales, está enamorado de su vecina, vive con su tía... como vemos es un personaje en el que cualquiera podría verse reflejado, y también vemos que la familia nuclear ordinaria ha dejado de existir. Su lema es "todo poder conlleva una gran responsabilidad" -no olvidéis esta frase, que luego nos va a hacer falta- y vive de acuerdo a ello. Nunca mata a nadie y deja a los delincuentes deliciosamente empaquetados en su tela de araña y colgados de una farola.


Y, de repente, en 1974 y el Castigador mata a un villano y todo cambia. Este personaje aparece como antihéroe dentro de las historias de Spiderman. No es el clásico villano al que se suelan enfrentar los héroes, porque él mismo lucha contra los malos, solo que, a diferencia de los héroes clásicos, el Castigador acaba con ellos de una vez por todas. Vamos a recordar que en esa época, el país está inmerso en una guerra al otro lado del mundo y los jóvenes están regresando de ese conflicto con entrenamiento militar.

El Castigador es Frank Castle, un ex-marine que pierde a toda su familia en un enfrentamiento entre mafias -primero son clanes rivales mafiosos que con el tiempo en la narración se convierten en clanes de la droga-. El personaje va ganando popularidad, porque el público está un poco cansado de ver cómo sus héroes luchan una y otra vez contra sus enemigos que siempre vuelven.

Igual que ocurre con los 4 fantásticos, todo el mundo conoce su nombre y su cara, porque no usa ninguna máscara. Siempre actúa solo y no tiene poderes. ¿Recordamos el lema de Spiderman? bien, pues el Castigador no tiene ningún poder, así que tampoco tiene ninguna responsabilidad. Simplemente es un hombre trastornado por la pérdida de su familia. Como vemos, los valores tradicionales americanos vuelven a aparecer, aunque esta vez en negativo.

En el mismo año de 1974, Charles Bronson protagoniza "el justiciero de la ciudad" -no confundir con "el justiciero de la noche" que es una segunda parte rodada una década después-, en la que un tipo pierde a toda su familia a manos de unos delincuentes, así que se dedica a patrullar las calles de noche para acabar con todos los malos que encuentra. Como vemos, en la época esto era una especie de obsesión: pérdida de la familia, delincuencia, venganza.

Dejamos a Charles Bronson con sus personajes de vengadores justicieros y volvemos con el Castigador. En 1980 se habla de que después de seis años dando vueltas entre cómic y cómic haciendo de secundario carismático, quizá sería bueno que tuviese su propia serie, a lo que las cabezas pensantes de Marvel se niegan por el simple hecho de que Frank Castle mata gente y en Marvel nadie mata a nadie, o al menos ningún protagonista. Pero en 1984, en plena ola de preocupación por la delincuencia, la heroína campando a sus anchas y los colombianos llamando a la puerta de Miami con el timbre de la cocaína, Marvel decide que es hora de que tenga su propia serie. Y, claro, como no podía ser de otra forma, es un meloconotazo. La fama de el Castigador crece rápidamente hasta el punto de tener 4 series simultáneas. Era como si el público necesitase a ese personaje en sus vidas y no me refiero solo a que lo necesitase como parte de su imaginación, no. El público deseaba que existiese un justiciero sin poderes que limpiase las calles de malos.

Además, dentro de los cómics se incluían técnicas de combate o como preparar un arma para ser disparado. Ya no necesitabas que te irradiasen con rayos Gamma para convertirte en un superhéroe, solo tenías que soñar con ir a un supermercado y comprar un fusil.

En la década de los noventa fue evolucionando y ocurrió que la guerra del Vietnam ya estaba lejos y que la violencia gratuita había dejado de interesar. Eso y que mantener ese ritmo de publicación era casi inviable y la calidad se fue agotando. A finales de la década se intentó rescatar al personaje adaptándole al momento: ya no es un soldado, sino un agente del FBI, y además es consciente de que tiene un problema y de que ha entrado en una espiral de violencia que solo puede acabar cuando él muera. Se lanza una serie en la que Frank Castle es esquizofrénico porque, en fin, hay que justificar el comportamiento de todo el mundo y si alguien es violento, por algo será. A día de hoy, casi podemos decir que ha sido abandonado por la editorial y no tiene visos de recuperación.

Parece que nuestros Ulises son mucho más efímeros, pero aún así los seguimos necesitando.



12 visualizaciones2 comentarios

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2 Comments


hugosancho20
Dec 27, 2022

Luis, gracias por tus textos que a mí por lo menos me están ayudando a hacerme una idea de conjunto y tener un background sobre cómics y manga. Nuestro amigo Castle sigue teniendo serie regular; actualmente está en Japón líandola parda con los yakuzas, incluso ha cambiado su tradicional logo de calavera con gran polémica de sus fans. En fin, el Castigador ya no es lo que era en sus buenos tiempos pero Marvel, en general, tampoco lo es. Se le están comiendo vivo sus propios nietos cinematográficos.Feliz año nuevo!

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Luis R.
Luis R.
Dec 27, 2022
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Muchas gracias por tus comentarios. La verdad es que animan mucho a seguir haciendo cosas. Otra de las cosas que ocurre con El Castigador es que es un reflejo de cómo se ve la creación cultural contemporánea. Marvel comenzó a crear un personaje que poco a poco se fue haciendo más violento en función de las peticiones del público, hasta que las nuevas generaciones decidieron que era demasiado violento y entonces intentaron hacer otra cosa, hasta desdibujarle del todo, así que dejó de ser interesante. De hecho, yo dejé de leer sus historias justo cuando decidieron que acabase con "los cosechadores" que eran los malos que habían acabado con la patrulla X (ojo aquí, cito de memoria). Lo divertido es que deciden…


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