Vale, no me he trabajado mucho el título y estoy seguro de que alguien ya ha escrito un libro titulado así. Dejadme un momento, voy a consultar a Google. Pues sí, y no pocos. Así que voy a ver si puedo aportar algo que no va a ser nuevo ni fresco si llevas leyendo cosas de Spiderman desde hace veinte años, pero que si tienes hijos en edad de crecer, quizá te ayude a entender mejor las películas de superhéroes y el porqué le tienes que comprar comics, aunque sea en el Conti o en Simago.
Hagamos un repaso breve a la mitología de los últimos veinte mil años (mes arriba, mes abajo). El hombre decide que los rayos tienen que venir de algún lado y que las plantas están vivas y cada año florecen y todo eso tiene que ser por algo así que nacen las religiones animistas. Cada cosa de la naturaleza tiene su propio dios porque, demonios, no puede ser que todo eso salga así, espontáneamente. Y además, si hay un dios al que rezar, hay más posibilidades de que la caza sea mejor, el fuego no se apague y esas cosas. Y entonces aparecen los mitos -mythos- que en su aceptación clásica son «lo conocido». Los mitos son las historias que atan todo ese marasmo de dioses y que los unen con los hombres. Los primeros mitos hablan de la creación del mundo y tratan de dar sentido a todo. Son lo que hace que nos conozcamos a nosotros mismos. El mito va pasando por varias etapas, mostrando en cada momento, cuales son las inquietudes humanas.
Y ahora vamos a poner la lista de mitos típica. Tenemos a Odiseo, que representa el miedo de todo marinero a vivir aventuras, a ser arrastrado de forma inevitable hacia las rocas por el canto de unas sirenas y todas esas cosas que le van pasando. También tenemos a Aquiles, que representa el anhelo de todo hombre que va a la guerra, la invulnerabilidad y además también la belleza. Y también está su muerte, a manos de Paris que dispara una flecha que, guiada por Apolo, acaba clavada en el talón de Aquiles, matándole. Porque la suerte y la ayuda de los dioses también es otro de los deseos que reflejan los mitos. Si analizamos el de Edipo, podemos ver, por un lado, la inevitabilidad de nuestro destino y, por otro lado, la desgracia de un rey. Y es que, claro, si a un rey le pueden pasar esas desgracias, cómo no le van a pasar a un pobre mortal.
Ahora bien, qué tiene que ver todo esto con señores en ropa ajustada y los calzoncillos por fuera. A eso vamos. Los superhéroes comienzan a aparecer en Estados Unidos, una tierra y un país que hay que construir desde cero, y aquí comienzan a crearse sus propios mitos. El forajido que está en contra de todos, el pistolero más rápido o el granjero que se enfrenta a los indios. En ocasiones estos personajes son reales y en ocasiones son puras invenciones de novela, saber popular o necesidad de vender periódicos. Hasta que aparece Superman a principios del siglo XX. Un hombre capaz de levantar un coche, al que rebotan las balas y que es capaz de dar saltos enormes que le pueden transportar a grandes distancias -porque Superman, en un principio, no volaba, solo daba saltos enormes-. Poco a poco se van creando más personajes, y así llegamos a la familia más famosa de todos los superhéroes: Los 4 fantásticos. Estos aparecen por primera vez en 1961 y suponen la más fiel representación de todos los anhelos del joven americano medio.
El grupo obtiene sus poderes de una descarga de rayos cósmicos durante una misión espacial y lo componen Reed Richards, también conocido como Mr. Fantástico. Este personaje posee una inteligencia superior y además es capaz de estirar su cuerpo a su más ancho -y largo- deseo. Sue Storm, esposa de Reed, cuyo poder es el de ser invisible. Johnny Storm, también conocido como La antorcha humana. Hermano menor de Sue y, por lo tanto, cuñado de Reed. Como su nombre indica, puede envolverse en llamas y proyectarlas. Y por último tenemos a Ben Grimm, más conocido como La cosa. Piloto del ejército y campeón de fútbol americano, su piel se convierte en una especie de roca que le dota de superfuerza y que es invulnerable -como vemos, lo de ser indestructible es un viejo deseo entre los soldados-.
Si hacemos un repaso, tenemos a un ideal de familia. Trabajan juntos en salvar al mundo del mal y de las amenazas cósmicas. El cabeza de familia es superinteligente y muy resuelto, su esposa es invisible -sobre esto se han hecho muchas lecturas a lo largo de los años-, el adolescente gamberrete que tiene un poder y La Cosa, que es el amigo de la familia que siempre los está protegiendo. Esto, en los años sesenta en Estados Unidos era considerado como la familia perfecta. Además, nos los muestran como una familia normal. No usan máscaras ni nombres especiales y todo el mundo sabe dónde está su sede: en el centro de Nueva York.
Al otro lado del Atlántico estaba la U.R.S.S y con su comunismo y sus cosas nucleares, amenazando esta forma de vida tan idílica. Sin embargo, los grandes enemigos de esta familia son entes venidos del espacio -bueno, y el doctor Doom, pero este es de origen gitano-, porque el mundo está en medio de una carrera espacial y la gente imaginaba lo que habría ahí fuera, si los rayos cósmicos dotarían de poderes a los astronautas, que ya eran poderosos y héroes en el imaginario mundial. Y su éxito radica en que luchan de lo que viene de fuera. Porque en las conversaciones de patio de high school los chavales imaginaban lo que podría venir y, sobre todo, si los americanos llegarían los primeros a la luna.
Y entonces ocurrió. Un tal Neal Armstrong pisó la luna, dijo una frase cursi y la carrera espacial estaba ganada. No había rayos cósmicos, ni entes, ni nazis viviendo allí arriba. Solo polvo y rocas y además los rusos lo habían visto todo por la tele. Y además los estadounidenses se dieron cuenta de que en Vietnam había una guerra y de que el país estaba en crisis, así su su mitología cambió. Su interés era otro y la familia fantástica entró en declive. Ya no importaba la familia perfecta, porque esta tenía hijos combatiendo al otro lado del mundo, y muchos no volvían.
Ishtar, Gilgamesh, Anubis, Ulises, Dios, Alá y saltándonos unos años Los 4 Fantásticos, Batman etc. son simplemente parte de nuestro acervo cultural. Aquí el problema reside en que hay personas que todavía mueren y matan por palabras, historias y libros. Sagrados los llaman. Una cosa que me pone los pelos de punta por cierto.
Esteee.... Simago!!!??? Y el Conti, ni sé lo que es, o fue.
No soy nada de super héroes modernos (aunque los 4 fantásticos podrían ser mis abuelos ya, de modernos poco tienen). Pero la mitología clásica griega es una de esas cosas que me hacen friki (¿quien no lo es de algo?) He construido imaginario con cuentos sobre griegos, también sobre esos héroes del cine clásico, tipo Rick Blake o Danny Ocean y, aunque el cómic no es lo mío, también con trozos de las historias de Corto. Supongo que el imaginario de muchos está construido con trozos de Marvel o DC. Incluso con manga japonés... ;-) Sea como sea, larga vida a nuestro mundo interior, nuestro lado friki y los seres inventados que nos mejoran, tengan los siglos que tengan.