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Me acuerdo de ti, me caguen tus muertos.


Teníamos 19. El pelo largo, como la vida por delante. Los ojos verdes, de norte, de vida, de promesas.


Recorrimos juntos la senda de las primeras veces, sin saber nada sobre nada, cargando con sueños, mochilas llenas de horizontes nuevos. Equivocándonos y repitiendo, hasta los puntos suspensivos. Creo que aun no te he pedido perdón.


Hoy tenemos los 50 llamando a la puerta. El pelo clarea y los ojos están cansados.


Hemos caminado por separado sinuosas colinas y abruptos acantilados. Nos ha tocado salvar simas y vadear ríos. Nos hemos perdido en los bosques, corriendo detrás de los pájaros o del conejo blanco, cada uno por su lado. Ha habido dolor y carcajadas, días de lluvia y noches de sol. Kilómetros de carreteras en distintos continentes, acontecimientos disruptivos que no hemos compartido, realidades del otro que nunca hemos conocido y rutinas que siempre hemos mantenido entre los dos. 30 años de "feliz cumpleaños" y "que paséis buena noche".


Puede parecer nada. Podría ser "nuestra nada", pero solo es viento. Puro viento.


No voy a echar de menos a Robe porque lleva desde aquél 12 de febrero regalándome refugio y explicándome la vida y eso no va a cambiar. Pero hoy me duelen los colores, de pronto se me termina la escalera, me canso ya de despedidas.




Gracias por volver cuando ha sido necesario. Te quiero mucho, Samu.



 
 
 

1 comentario


Liber Alis
Liber Alis
14 dic

Te lo voy a escribir aquí, porque esto, nunca lo lee nadie. Te recuerdo perfectamente rasgando "So Payaso" en la guitarra. Yo no entendía como esos yonkis mataos y soeces podían hacer referencia al telar de Penélope o al mito de Prometeo, pero me flipaba ver brillar tus ojos verdes con Extremo, con Platero, Reincidentes, Kortatu... No me gustaban tus amigos, no me gustaba el hummus de libertinaje y permisividad y la falta de aspiraciones, de compromiso. Admiraba tu libertad pero me daba miedo vivir sin asidero, sin un pack de supervivencia, sin porsiacasos. Ten en cuenta que tu saltabas sabiendo que al final del viaje había un colchón. Lo mío era un salto sin red. Lo sigue siendo, pero…


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