Hoy es 22 de febrero. Hoy, un poeta inmortal murió, lejos del lugar donde escribió cosas tan bellas como estas:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Su último verso lo encontraron en el bolsillo de su chaqueta, la que llevó en su exilio francés. Es, sin duda, un verso inmortal; la promesa de un todo muy diferente del que vivimos hoy.
Mi poeta de referencia, mi refugio del sol y la lluvia, lo homenajeó en este poema a un poema, que es mucho mas que meta literatura:
Disfrutar de la poesía es como disfrutar de ese sol gratuito que calienta los parpados en mañanas de invierno, prometiendo que al abrir los ojos, todo tendrá un cariz tamizado de dorado; un aura de eternidad; un mañana de azul e infancia.
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