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Foto del escritorLiber Alis

Cachitos de resaca

Hay libros que te libran de ti.



La noche madrileña está llena de tópicos, de típicos y de cachitos. Arrumbados al fondo de un pub, acodados en la barra de un bar, deambulando entre callejones, descansando apoyados en los capós de los coches, parando taxis, robando besos... ¿Cuántas frases de canciones pasan por tu cerebro, una detrás de la otra, en una noche de fiesta? ¿Cuántas de películas? ¿Cuántas de libros? Cachitos de mentiras aspirando a ser verdades antes de que un alba tempranera rompa la magia.


No digas que no, no soy un extraño, no puedo volver y estoy tan cansado

No digas que no, Los Secretos


El viernes salí. Así, como concepto. Eso viene a significar que el viernes fui durante las doce horas que hay entre las seis de la tarde y las seis de la mañana, la protagonista, la antagonista, la secundaria, la de reparto, la escritora y la lectora, aleatoriamente, de una buena colección de cachitos. Y el sábado, cuando "desperté" lo hice pensando que todos y cada uno de esos cachitos eran una escena que ya estaba escrita. No había en ninguno nada que no se hubiera contado antes. Sorpresas 0 - Rutina 1. La vida, vamos. Luego me volví a dormir y al "re-despertar" me di cuenta de que en la actitud de vivir está la magia.


Y se que no debería de volverme a enamorar, tendría que tener un poco mas de voluntad

Los tejados, Cómplices


Me duché pensando que había dejado a Rick en un club de Malasaña, como si estuviera al pie de un avión en la Casablanca de los años 40. Recordé haber sido testigo de excepción de como, en la Plaza del Dos de Mayo, Humbert Humbert ambicionaba que una suerte de Lolito sin coletas le perdonara la vida. Sonreí al recordarme de aguanta velas de la pasión truncada entre Cyrano y D'Assoucy seguida, sin mediar palabra, de una irrefrenable demostración de seducción y cinismo, que ni el mismísimo vizconde de Valmont.


Y me preguntan "¿Qué te pasa?" y yo no sé que contestar

¿Qué te pasa?, Manolo Tena


En muchas barras había replicas de el gran Meaulnes, invitando a copas a Dostoievski mientras este narraba sus "Noches Blancas"; durante un rato, subida en una plataforma, fui Lockwood, bailando con los fantasmas de Catherine y Heathcliff. En un momento determinado de la noche, me convertí espectadora (sin palomitas) de la historia de rivalidad entre Gongora y Quevedo y en otro rato, por Dios juro que el Sr. Darcy en persona vino a no-pedir mi mano.


Entre olés, ovaciones y aclamaciones de satisfacción

La culpa fue del ChaChaChá, Gabinete Caligari


Y es que, la vida es un 10% lo que te pasa y un 90% como te lo tomas y si te lo tomas entre amigos igual de chalados que tu, la vida puede ser maravillosa.


Os dejo con el temazo que cierra mi club favorito cada noche, con el que se pone el punto seguido a todo lo que pasa en esa especie de limbo temporal que es la puerta del almacén del Penta. Un besito a Rick ;-)




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