Pues nos toca ensayo. Y mira que estamos en febrero... Podríamos haber elegido amor, pasión, erotismo...pero eso tenemos que dejarlo, correlativamente, para el Corte Inglés, la vecina del quinto (cuando tu edificio tiene tres plantas) o el Benidorm Fest (fus, fus, fus)
En cambio, hemos elegido una obra del surcoreano Byung Chul Han que no sólo descorazona al respecto de la deriva de nuestra sociedad, sino que no da ninguna idea de como abordar esa deriva. Sabemos que hemos perdido el rumbo, lo que no sabemos es cuanto o hacia qué banda tenemos que corregir para llegar a donde sea que vayamos.
Cuando esto pasa en la mar, cuando se pierde el rumbo, no es diferente a lo que nos está pasando como sociedad. Hay quien se pasa horas en la derrota, calculando desvíos y comprobando latitudes; hay quien sale al alerón y busca el camino a la luz de las estrellas; hay quien se atrinchera en el camarote con libros y víveres y quien simplemente sigue con sus quehaceres, esperando que el barco llegue por si solo a algún sitio. La sutil diferencia es que el barco tiene un destino. Un objetivo. Un propósito.
Tendremos que leernos las 120 páginas de disertación filosófica para saber que dice el libro. Para saber que, tal vez, el problema sea que el destino se ha esfumado, el objetivo no es de obligado cumplimiento y los propósitos están demodé, ya tenemos la vida.
En fin, este mes, en el Club de Lectura mas guay de Madrid, ensayamos ensayo.
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