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Foto del escritorLuis R.

Cómo volcar un barco y hacer que un libro funcione

El síndrome del intruso consiste en pensar que hay otra gente mejor preparada que tú para hacer una función. Es muy común entre los artistas, no importa si son amateur o profesionales. Ahora bien, ignoro si existe lo opuesto a este síndrome, pero de existir, Chris Stewart sería un ejemplo de manual de esto. Un tipo que lo ha hecho todo en la vida, desde ser el primer batería de Génesis hasta capitanear un barco sin saber absolutamente nada. Y sobre este último punto va Tres maneras de volcar un barco (ed. Salamandra bolsillo). El libro comienza con Chris recibiendo una oferta de trabajo para cuidar de un velero, que acepta a pesar de no saber nada de náutica y que adquiere sus primeros conocimientos leyendo un manual. El libro está escrito en primera persona y la narrativa es fresca y rápida porque no es alguien tratando de contarte una historia, sino de alguien que te está narrando las peripecias de su propia vida como si estuviese en le pub con una pinta de cerveza en la mano.

El libro lo encontré por casualidad en la librería Tipos Infames (Calle de San Joaquín, 3, Madrid), así que lo compré y me senté a leerlo junto uno de mis vinos favoritos, Bailarina (bodega Finca Herreray), un malvar un poco ácido, con denominación de origen de vinos de Madrid. Resultó que la frescura del vino funcionaba perfectamente bien con la del libro. Yo, que no sé nada de vinos, tendré que superar mi síndrome del intruso para escribir sobre estas cosas. Qué demonios, si Chris Stewart lo consiguió, yo también.


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